martes, 2 de julio de 2013

Donde viven los caballos salvajes: "Esconde los ojos"

The Art of Maurice Sendak, de Selma G Lanes (Abradale Press/Harry N. Abrams, Inc. 1980) es un libro fantástico para mirar pero incluso mejor para leer. Muy entretenido y repleto de conocimientos, detalles y análisis, es más que recomendable.

Pero esto no es una reseña del libro. Simplemente quería compartir una de las cosas más fascinantes que contiene. Cada vez que lo hojeo y me lo encuentro parece como si lo volviera a descubrir por primera vez. 


"La fantasía original para Donde viven los monstruos", nos cuenta Lanes, "se había puesto sobre papel en noviembre de 1955, cuando Sendak completó una maqueta alargada, delgada y horizontal con el título"Where the Wild Horses Are" (Donde viven los caballos salvajes). (Haz clic sobre cada una de las imágenes para verlas más grandes). 









Lanes también incluye el primer borrador de Sendak de un texto que se convertiría más tarde en Donde viven los monstruos
Una vez un niño preguntó dónde vivían los caballos salvajes.
Nadie sabía decirle.
Así que se preguntó a sí mismo dónde vivían los caballos salvajes.
Y se respondió que tenían que vivir por aquí.
Por suerte para ir por aquí tenía que pasar por su habitación.
Encontró señales indicándole la dirección correcta.
Pronto, su habitación se convirtió en la entrada a un bosque. La alfombra de su suelo era el camino de hierba que llevaba al bosque. El niño siguió el camino hasta llegar al medio del bosque y entonces se perdió.
Entró en un jardín mágico a pesar de que la señal indicaba "no entrar" y miró por detrás del árbol aunque la señal decía "no mirar". Pensó que quizás éste era el sitio donde vivían los caballos salvajes. Apareció alguien y dijo "quédate conmigo, soy tu madre". "Eso no puede ser," dijo el niño, "no te pareces nada a mi madre y, además, mi madre me espera en casa."
Con un rugido, la madre de mentira se convirtió en un lobo terrible y persiguió al niño hasta salir del jardín mágico, cruzando el bosque...
De repente, el niño se convirtió en un viejo y asustó al lobo, que salió corriendo. Ahora soy un viejo, dijo el niño, y todavía no he llegado a donde viven los caballos salvajes. Y además, estoy cansado. 
Lanes cita a Sendak contando cómo los caballos se convirtieron en monstruos: 
"No me salían bien los caballos. Y no supe, durante muchísimo tiempo, qué usar en su lugar. Probé con muchos animales distintos en el título, pero sencillamente no quedaban bien. Finalmente di con things [cosas, criaturas]. Pero ¿qué aspecto tendrían estas "cosas"? Quería que mis wild things dieran miedo. ¿Pero por qué? Probablemente fue en este momento cuando recordé cómo, de muy pequeño, odiaba a mis familiares de Brooklyn. Venían casi todos los domingos. Mi madre siempre cocinaba para ellos y, según lo veía yo, se estaban zampando toda nuestra comida. Teníamos que vestirnos bien para estas tías, tíos y primos varios, y poníamos unas feísimas fundas de plástico sobre los muebles. En cuanto a los familiares en sí, recuerdo lo ineptos que eran para charlar con niños. Y ahí estaba yo, sentado en una silla de cocina, completamente indefenso, con todos ellos a mi alrededor, pellizcándome los mofletes. O si no, se acercaban con sus horribles dientes y narices peludas y te amenazaban: "Eres tan mono que dan ganas de comerte". Y sabía que si mi madre no se daba prisa con la comida, probablemente lo harían. Así que, al menos a un nivel, se puede decir que los wild things [los monstruos] son familiares judíos." 
Anécdotas graciosas aparte, esta maqueta larga y cinematográfica y este borrador son una mirilla perfecta para entender más de cerca el proceso creativo que hay detrás de uno de los libro álbumes más cautivadores jamás publicados.  

Todas las imágenes y citas están tomadas de:

Las ventanas de Sendak (texto de una charla sobre Sendak para socios de la SCBWI)

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