Escrito por Jenny Wagner e ilustrado por Ron Brooks
Traducción de Carmen Diana Dearden y Verónica Uribe
Ekaré, 2012
Título original: The Bunyip of Berkeley's Creek
Primera edición: Longman Young Books, Melbourne, 1973
Nuestra edición: Bradbury Press, 1977
Haz clic arriba para escuchar cómo leemos nosotros El Bunyip (en inglés).
(Esta reseña está basada en la versión original en inglés, aunque en las citas he incorporado la traducción publicada en castellano por Ekaré.)
El Bunyip es un libro que recuerdo con mucho cariño de mi propia infancia, así que me emocioné bastante cuando encontré un ejemplar en inglés de segunda mano hace unos meses y me emocioné incluso más al comprobar que cautivó a mi hijo desde el primer momento. "¡Otra vez!, ¡Otra vez!, ¡Otra vez!"
Y me emocioné bastante también al saber que Ekaré iba a publicarlo en castellano este otoño.
El Bunyip es un cuento impresionantemente ilustrado, maravillosamente filosófico, sobre la identidad, el prejuicio y, en última instancia, sobre el reconocimiento del yo en y a través de otros, protagonizado por un bunyip existencialista.
El texto
'Una noche, muy tarde, sin razón alguna, algo se movió en el pantano negro al fondo de la quebrada.'
Resulta ser algo "muy grande y enlodado" desesperado por saber qué es. No para de preguntar "¿Qué soy?, ¿Qué soy?". Y sigue: "¿Qué soy?, ¿Qué soy?, ¿Qué soy?". Un ornitorrinco le revela que es un bunyip. Pero entonces el bunyip quiere saber más. "¿Y a qué se parecen los bunyips?" le va preguntando a todo el que se encuentra. "Son horrorosos", tienen patas con membranas y plumas horribles', le dice un ualabí, y tienen colas horribles y pelos todavía más feos, completa la descripción un emú, y "no se parecen a nada" concluye un científico ocupadísimo sin levantar la vista de su cuaderno, para luego explicar, "mirando por encima de él" que "los bunyips no existen".
"¡Qué lástima! ¡Qué lástima!", murmura el bunyip camino de vuelta a su arroyo, donde recoge sus pertenencias y va en busca de un lugar donde nadie pueda verle y donde pueda ser "todo lo buenmozo que quiera". Por fin encuentra un buen lugar, un pequeño lago, a la orilla del cual saca sus pertenencias y se pone cómodo para pasar la noche.
"Pero muy tarde esa noche, sin razón alguna, algo se movió en el pantano negro al fondo de la poza. "¿Qué soy? ¿Qué soy?", dice una criatura muy grande y enlodada sentada en la orilla.
Y el bunyip, encantado, le dice que es una bunyip y le enseña el aspecto que tiene: 'Te pareces exactamente a mí'.
Las ilustraciones
Las ilustraciones de Ron Brooks para El Bunyip combinan la técnica del plumeado o rayado (hatching), con acuarela.
Una de las cosas que me parecen más increíbles de las ilustraciones es cómo consiguen crear un sentido de lugar tan vivo y tan potente. Durante muchos, muchos años, mucho más allá de mi niñez, recuerdo haber identificado cualquier mención al "outback" australiano con las imágenes paisajísticas de Ron Brooks en El Bunyip. Claro que el vocabulario (hablo de la versión en inglés) -billabong, billy- ayuda, pero estoy segura de que era principalmente un asunto visual.
Estas dos ilustraciones (y el resto) dan una buena idea de lo que quiero decir:
Antes de empezar el cuento en sí, Ron Brooks nos sitúa. |
Caminando tras la desconcertante noticia de que los bunyips no existen. |
También retratan a la perfección los estados de ánimo y las sensaciones. Las ilustraciones comunican con una fuerza poco habitual la perplejidad del bunyip acerca de qué podría ser, su gratitud bonachona hacia el ornitorrinco por revelarle qué es, su emoción cuando están a punto de decirle por primera vez qué aspecto tiene, la soledad de descubrir que a ojos de los demás, los bunyips tienen un aspecto horrible o, peor incluso, sencillamente no existen. Y, más adelante, la sensación reconfortante de haber encontrado un lugar en el que puede ser todo lo hermoso que quiera, el placer de acicalarse y descubrirse pausadamente en un espejo y, finalmente, la emoción de encontrar una compañera bunyip, y de encontrarse a sí mismo en su amiga y a la amiga en sí mismo y la felicidad de poder compartir su condición de bunyip con otra criatura de su especie.
El bunyip pensativo |
El bunyip quiere saber |
La melancolía de la inexistencia |
La fascinación y el placer del autodescubrimeinto |
La euforia de la compañía y del (auto) reconocimiento. |
¿No son realmente especiales estas ilustraciones? Los colores (preciosos amarillos, ocres y verdes suaves, con toques de naranja para los atardeceres y de rosa para el rostro del bunyip) son también muy especiales, contribuyendo a la generación del sentido de lugar al que me refería antes. Además, los marcos que encierran el texto me encantan.
Vale, aquí va una más, la última. Esta ilustración va al lado de la ilustración más arriba donde aparece el bunyip recostado, rogando al científico no creyente que le dé una respuesta. Me encantan las pantallas detrás del científico, la expresión de su rostro, y los ojos tristes del bunyip, desesperado por un poco de terapia para el alma.
Lectura en voz alta
[El comentario a continuación se basa en nuestra experiencia de leerlo en voz alta en inglés.]
El Bunyip es uno de esos cuentos que te hacen bajar la voz inconscientemente nada más comenzarlo. Hay una sensación de misterio al inicio, que pronto se convierte en un sentimiento de intimidad compartida. Tiene una circularidad elegante y satisfactoria, con la aparición del bunyip al principio y la de su amiga al final, una presencia que se anuncia con las mismas palabras: 'Una noche, muy tarde, sin razón alguna, algo se movió en el pantano negro...'.
El diálogo es atractivo desde la primera lectura, incluso para niños muy pequeños. La repetición de "¿Qué soy? ¿Qué soy? ¿Qué soy?" (What am I? What am I? What am I? en inglés) es muy sonora para los oídos de los más pequeños y despierta curiosidad y algo de risa entre niños más mayores. Y lo mismo pasa con '¡Qué lástima!, ¡Qué lástima!" (What a pity, what a pity). Las interacciones con los distintos animales -el ornitorrinco, el ualabí y el emú- y con el hombre también resultan bastante graciosas y sonoras, repitiéndose en las preguntas del bunyip todas las afirmaciones de los animales. "Tienen patas con membranas y plumas", dice el ualabí. "¿Grandes y lindas plumas?", pregunta el bunyip con entusiasmado. "Plumas horribles", dice el ualabí muy seguro.
Dije al principio que tengo muy buenos recuerdos de El Bunyip de mi propia infancia, pero los recuerdos son más de leerlo yo en voz alta que de que se me leyera. Creo que en realidad pertenecía a mi hermana pequeña y creo recordar leérselo cuando yo tenía seis o siete años y ella tres o cuatro.
Es probable que merezca la pena dedicar un post exclusivamente al disfrute y el placer que obtienen los niños de leer en voz alta a hermanos pequeños (y el que obtienen los hermanos pequeños al leerles los mayores), pero por ahora diré que estoy bastante convencida de que mi experiencia de que me leyeran álbumes ilustrados y de luego seguir leyéndoselos yo a mi hermana pequeña (mucho más allá de la edad que se consideraba entonces "adecuada" para leerlos) tiene mucho que ver con la razón por la que nunca dejé de leerlos. Y basta ya de historias sobre mi infancia y sobre mi maravillosa hermana.
El Bunyip es un libro genial para acurrucarse en el sofá o para contarlo a la hora de dormir.
A mi hijo le encanta cuando el bunyip dice "¿Qué soy? ¿Qué soy? ¿Qué soy?" y "¡Qué lástima!, ¡Qué lástima!" y de vez en cuando suelta estas expresiones en otros contextos cuando está jugando o simplemente mientras charla.
También le encanta la ilustración en la que el bunyip se está peinando mientras se mira en el espejo. ¿Será que los niños se identifican con la relación del bunyip con el espejo? ¿Con el uso del espejo como medio para la conciencia de uno mismo y para el auto-reconocimiento?
Este cuento es estupendo para leer de uno a uno o en grupos y cautiva al público desde la primera frase y las primeras imágenes (¿quién esta criatura de la imagen de abajo? ¿qué está pensando? ¿cuál puede ser su historia?).
Otras cosas que nos gustan acerca de El Bunyip
Como muchos sabéis por mi otro blog Filosofía de cuento, siento un poco de debilidad por los álbumes ilustrados con potencial para el debate filosófico. Suelo tratar de evitar duplicar libros en los dos blogs, pero en este caso creo que no voy a poder evitar escribir una entrada con posibles conversaciones filosóficas a partir de El Bunyip. De hecho, he tenido que contenerme en este post para no ponerme excesivamente filosófica.
Así que sí, nos gusta porque tiene mucho potencial para el debate filosófico y para la conversación en general.
Mi hijo (que ahora tiene tres años y medio y tendría unos tres cuando compramos el libro) siempre pregunta: ¿Por qué no mira el hombre al bunyip? ¿Por qué?
La parte favorita de mi hijo (y la mía también) es la interacción con el científico:
El bunyip esperó largo rato, y luego preguntó lento y claro:
"¿Podría por favor decirme a qué se parecen los bunyips?." "Sí,"-le dijo el hombre sin mirarlo-"los bunyips no se parecen a nada". "¿A nada?" preguntó el bunyip. "A nada en absoluto,"-respondió el hombre.
"¿Está seguro?" insistió el bunyip. "Muy seguro", dijo el hombre, mirando por encima de él-. Los bunyips no existen".
No me digáis que"¡Qué lástima!" no es brillante como respuesta a que te digan que no existes.
El Bunyip se publica este mes de septiembre (2012) y estará disponible en librerías a partir de la primera semana de octubre.
Lo recomiendo muchísimo.
(c) de todas las imágenes, Ron Brooks, 1973
(c) del texto, Ellen Duthie, 2012. Puedes copiarlo o reproducirlo si quieres pero por favor, sé buena gente y cita tu fuente (autora y blog).
Ellen! Me encanta todo. No veo el momento de leerme todos tus blogs y escucharte contar los cuentos. Gracias por lo inspirador que resulta todo esto.
ResponderEliminarRaquel
¡Muchas gracias por el comentario, Raquel! Me alegro de que te guste. ¿Eres Raquel del taller, ¿no? Me encantará que participes y comentes sobre lo que quieras, que está falto de aportaciones externas este blog y las tuyas seguro que me apetece oírlas. Besos, E.
ResponderEliminar¡La misma que canta y baila!
ResponderEliminarY deseando comentar y participar todo lo que pueda.
Besos y pasadlo bien esta semana.
¡Enhorabuena!, creo que me voy a dejar caer por aquí frecuentemente. El libro me parece precioso en su totalidad y como docente le veo muchas y hermosas posibilidades. Siento que hace falta un poco de filosofía en nuestros colegios y en nuestras vidas, la edad no es un impedimento sino una oportunidad para hacer las cosas de otra manera.Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, "vibare". Efectivamente, estoy convencidísima de que un poco de filosofía en nuestros colegios tendría un efecto muy positivo en la educación de nuestros niños... Si te interesa el tema, hay un documental francés que está ahora en cartelera (Sólo es el principio) de filosofía con niños de ed. infantil. Aunque yo eché en falta que abordara antecedentes, contexto y marco teórico, es muy interesante para cualquiera que tenga algo que ver con la educación. Un saludo y gracias de nuevo por la visita y el comentario. Ellen
ResponderEliminarMuchas gracias por habernos hecho descubrir este libro, a mi peque le ha encantado.
ResponderEliminarMe ha cautivado. Ya voy teniendo claras mis votaciones para el premio de Plastilina :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen. ¡Sí! Yo tengo que ponerme, que no he tenido tiempo aún de ver detenidamente las nominaciones. Un abrazo,
ResponderEliminarEllen
Hola, ese libro lo llevó mi hijo como tarea escolar, pero en cuanto lo leyó quedó atrapado por el, literalmente lo encantó y aunquea sus 6 años no sabe nada de reconocimiento, ego y demás dudas existencialistas, ese libro lo tiene solo pensando en volverlo a leer, yo que puedo decir, ver la cara de sorpresa de mi niño es disfrutar la lectura doble vez.
ResponderEliminarFelicidades por la reseña.
Las imágenes aparecen como vínculos rotos, tienes un albúm en alguna otra parte?
ResponderEliminarA mí me aperecen bien... Has probado con otro navegador a ver si te pasa lo mismo?
EliminarPrecioso... trabajo en una escuela primaria en tamaulipas y vamos a escenificarlo con un proyecto de comprension lectora y ampliar la informacion de Australia... gracias
ResponderEliminarQue hermoso cuento el bunyip. mi alumna concursará con ese cuento de cuentacuentos y te habla de la propia identidad de cada persona, animal o cosa.
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