domingo, 8 de julio de 2012

¡A bañarse!: ¿Quéeeeeee? ¿Quitarse la ropa un leóooooon?

¡A bañarse! de Taro Gomi
Edición y título original (japonés): Sora Hadakanbo, 1987
Kalandraka, 2007, 2023 (Traducción: Maki Fukuhara)



¡A bañarse! es gracioso, es juguetón, abre las puertas a un posible concepto de travesura "aceptable", juega con la interpretación perceptiva, crea un clima bien definido, un personaje bien definido y, por último, logra ser tierno sin ser cursi. Cada una de estas cosas por su cuenta ya sería un logro. ¡Todo junto es para tirar cohetes!   

¡A bañarse! es un paradigma de esa sencillez tan escurridiza y compleja que tanto se busca y tan rara vez se consigue. ¡Nos entusiasma!

El texto
¡A bañarse! es la historia del baño de un niño llamado Taro, desde que su madre le pide que se desvista hasta que sale del baño ya limpio y goteando, listo para secarse (aunque no se "seca" hasta las guardas finales). Cual matrioska, el niño se nos presenta (y cada vez nos lo creemos) como un león, como un oso con ropa humana, como un oso sin ropa y por fin como niño desnudo, listo para el baño. La madre aparece mediante voz en off y le acompaña también un gato, el -se diría que reacio- compañero de juegos de nuestro amigo. 

Las ilustraciones
Las ilustraciones coloridas sobre fondo blanco de ¡A bañarse! logran expresar emociones e intenciones casi exclusivamente mediante la posición de las pupilas de los ojos, quedándose el resto del rostro absolutamente idéntico. Me recuerda a la simplicidad de Dick Bruna, aunque aquí vemos arrugas e irregularidades en el trazo, pero se parecen en el sentido en que logran reducir los trazos a los mínimos estrictamente necesarios para la expresión.

Nos encanta el gato que acompaña al niño, a veces agobiado, a veces curioso, a veces entretenido, a veces sorprendido y a veces entrando en el juego y casi imitando las posturas del niño. Sirve a la vez de contrapunto y de reflejo del niño. 


El leoncito juega con su amigo el gato, cuando le llama su madre: "León!, ¡a bañarse! Quítate la ropa": 

Aquí se la empieza a quitar. "¡Paf! Fuera. 
Y sigue: "Desabrochamos la camisa y sale enseguida". 

Y llama a su madre, orgulloso. "¿Ves, mamá? Ya estoy desnudo. Voy a meterme en la bañera". 
Pero al advertirle su madre de que es un oso y que debe desvestirse, prosigue. ¡Zas!, ¡ya está!, quitada. Otra cosa fuera. 

Y ya por fin en el baño, lavándose bien y pasándolo bomba. 

Nos encanta también la contraportada: 
Disfraces de la mano

Las guardas son estupendas, con trazos blancos sobre fondo oscuro. En las delanteras el niño-oso-león juega con su gato (con aspecto de estar algo harto) a asustarlo y perseguirlo. En las traseras, el niño con la toalla puesta a modo de fantasma, juega también con el gato. El gato parece un poco harto también aquí, pero es el propio gato que le tira de la toalla para que le persiga. 

Lectura en voz alta
¡A bañarse! es un libro estupendo para leer en voz alta, tanto de uno a uno como a grupos.  

Está repleto de onomatopeyas: ¡paf!, ¡zas!, ¡plof!, ¡plis plas!, ¡splash splash!, glub glub; tiene repeticiones que inducen a la participación: ¿Quéeeee? ¿Quitarse la ropa un leóooon? / ¿Quitarse la ropa un osooooo?; y una amplia gama de gestos físicos que llaman a la imitación. Se puede leer sentado, pero también da mucho juego de pie, emulando los movimientos de Taro. 

Es un libro para mirar a la vez que se escucha, desde luego, donde el asombro ante cada giro perceptual (de león a oso, de oso a niño) provoca muchos ¡aaah! y ¡oooh!, alguna risa y muchas sonrisas.  

A mi hijo le encanta la imagen en la que Taro se quita los calcetines. Y, en general, le gusta mucho el gato y se entretiene viendo y preguntando qué hace en cada imagen, o por qué hace lo que hace. 

Corred a sacarlo de biblioteca o a comprarlo (este es para quedárselo). No lo he leído a un solo niño o niña a quien no le haya encantado. Puede leerse en voz alta a bebés y en adelante.  

Qué nos gusta de ¡A bañarse!
A mi hijo le sedujo ya la portada. ¡Un león! ¡Qué bien! Ya adentrados un par de páginas en la historia le pudo el asombro y se empezó a reír. Pero no era una risa de carcajada, sino de sonrisa maravillada, de ajuste de percepción, casi gestáltico. Y que no ocurre una sola vez, sino varias, cada una tan efectiva como la anterior. 

También le encanta el baño, con el agua hasta arriba y salpicando a más no poder, sin que nadie venga y le diga que no salpique, que no moje el suelo del baño, que no... Le encanta la escena en la que sale del baño todo lleno de espuma y sigue jugando "Mira, mamá: soy un león de espuma, soy un oso blanco". Le encanta en definitiva el juego, las travesuras aceptadas por una madre que en ningún momento le riñe, e incluso participa en el juego ("¡Oh no! Pero si eres un oso.").   

A mí me gusta, como digo al inicio, que abra las puertas a un posible concepto de travesura "aceptable",  que la madre con la voz en off participe del juego y respete los tiempos (a veces interminables) que los niños necesitan para hacer lo que uno les pide en lugar de perder la paciencia o recordárselo cada dos por tres. Me gusta la complicidad establecida entre Taro y esa madre a la que nunca vemos, pero cuya actitud es una condición necesaria para que tenga lugar la sucesión de transformaciones y el proceso entero que narra el libro.  


Me gusta que el juego está siempre en todo momento por encima de ninguna lección o enseñanza. 

Por eso, describir ¡A bañarse! como un libro para enseñar a los niños a desvestirse y a bañarse solos, puede que se refiera correctamente a una de sus "ventajas colaterales", pero lo reduce a algo que precisamente no es e instrumentaliza la literatura de forma que garantiza con total certeza que el niño acabará hasta las narices de ella. Permitámosles que lean por el simple hecho de disfrutar. Si en ese proceso ven algo positivo que les inspira a la imitación, pues muy bien. Pero no elijamos los libros por las lecciones que dan. 

Este libro forma parte del aprendizaje de algo infinitamente más complejo y difícil de enseñar que desvestirse o bañarse solos. Forma parte del aprendizaje del disfrute de la literatura.  

¡Hala! ¡A disfrutar!

(c) de todas las imágenes, Taro Gomi, 1987
(c) del texto, Ellen Duthie, 2012. Cópialo o reprodúcelo si quieres, pero por favor sé buena gente y cita la fuente (autora y blog). 

8 comentarios:

  1. Está muy bonito para motivar a mi niño a irse a la ducha.

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  2. Hola,

    He escogido Lo leemos así como uno de los 5 blogs a los que otorgar un premio Liebster.¡Feliz verano!
    http://cuentodelabuenapipa.blogspot.com.es/

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  3. Hola Noelia!

    ¡Muchas gracias por otorgarme el premio! ¡Feliz verano para ti también! A ver si saco un rato para seleccionar mis 5 blogs. Un abrazo,
    Ellen

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  4. Me encantó tu blog! Buenísima la idea de escuchar los cuentos.

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    1. Muchas gracias, María. Me alegro de que te guste! Un abrazo, Ellen

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  5. Gracias por comentar este álbum. Nos alegra que resulte tan útil. Saludos desde Faktoría K y Kalandraka.

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    1. ¡Muchas gracias a vosotros por publicarlo! Saludos de vuelta.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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