domingo, 22 de septiembre de 2013

El hueso prodigioso: "¡mi vida no ha hecho más que empezar!"

El hueso prodigioso
Título original: The Amazing Bone
William Steig
Traducción de Daniel Santacruz
Farrar, Straus & Giroux, 1976





Haz clic arriba para escuchar cómo leemos nosotros El hueso prodigioso (en inglés)

El texto
Un libro que consigue incluir no sólo como personaje sino como héroe a un huesecito se merece atención aunque sólo sea por la osadía. Pero claro, estamos hablando del mismo autor que tiene un cuento en el que el personaje principal se convierte en roca (sí, en roca) y se queda como roca durante una gran parte de la historia (Silvestre y la piedrecita mágica), el mismo autor que escribió un cuento sobre un conejo que es capaz de convertirse en un clavo oxidado cuando le viene en gana y que incluye esta pregunta repleta de congoja: "¿Los clavos mueren?"(Solomon the Rusty Nail), el tipo que escribió un cuento sobre un hombre que se convierte en perro y es incapaz de comunicarle a su mujer quién es en realidad (Caleb and Kate), el mismo que introdujo a jóvenes lectores al arte de la abreviación muchísimo antes de que se inventaran los SMS (CDB!) y el mismo que logra dibujar una escena pesadillesca donde la pesadilla radica en la asquerosa bondad de unos niños repugnantemente cariñosos (Shrek!).

Por eso, cuando la soñadora cerdita Perla, la encantadora caperucita rosa que aparece en la cubierta de arriba, decide tomarse con tranquilidad el camino de vuelta a casa desde el colegio, deteniéndose por el camino para ver a los mayores por el pueblo "dedicándose a labores de mayores, labores que algún día ella quizás haría", y luego se sienta sobre la hierba del bosque, a medio camino hacia casa, para empaparse de la hermosa llegada de la primavera ("el cálido aire la rozaba con tanta ternura, que casi sentía como se iba convirtiendo en flor") y dice en voz alta "Me encanta todo", apenas nos sorprende que un hueso que yace por ahí cerca responda "A mí también". 

"¿Hablas?" le pregunta extrañada la cerdita. "En cualquier idioma", le responde el pequeño hueso. "Y puedo imitar cualquier sonido que exista". Se caen estupendamente desde el principio y la cerdita decide adoptar al hueso y llevárselo a casa. Pero por el camino, les espera una banda de ladrones con máscaras de Halloween y un zorro que piensa haber encontrado en la cerdita su cena. Por fortuna, el hueso tiene también otros poderes que ni siquiera él mismo conocía. Se queda una preguntándose cómo es posible combinar el humor, la ternura, la lealtad y la amistad con el absurdo, de forma tan tan tan natural. Este libro ganador del Caldecott Honor de 1977 es uno de nuestros grandes favoritos ahora mismo. En realidad, la mayoría de los libros de William Steig lo son. 

Como siempre, el lenguaje que usa Steig es espléndidamente rico y ni pizca temoroso de las "palabras difíciles" ni de la prosa poética. (Si leéis inglés, podéis leer esta misma reseña en inglés, aquí, donde entro en más detalle). En varias reseñas de libros de Steig veo que hay lectores que dicen sentir la necesidad de simplificar el lenguaje cuando leen las historias en voz alta, especialmente a niños más pequeños. Un consejo: ¡no lo hagáis! ¡no lo hagáis! ¡no lo hagáis! Steig no sólo no tenía miedo de usar el lenguaje de forma interesante, era increíblemente bueno usando palabras "difíciles" en contexto, de forma que incluso los niños más pequeños comprenden perfectamente bien lo que significan casi todas. Además, las "palabras difíciles" que elige son muchas veces maravillosamente sonoras y los niños se sienten de inmediato atraídos por ellas y les encanta aprenderlas. En última instancia, 'miserable engendro odorífero' suena mucho más intrigante y gracioso como insulto que pobre zorro apestoso, sea cual sea tu edad.


Las ilustraciones
En El hueso prodigioso, las ilustraciones inmediatamente reconocibles de William Steig en pluma, tinta y acuarela nos presentan la llegada de la primavera en toda su gloria y en todo su optimista abandono, complementando las descripciones textuales. "La primavera estaba tan llena de luz y belleza... sentía el roce de su vestido ligero como pétalos contra su piel." "La primavera verde centelleaba en la luz primaveral. Los sapos de árbol croaban. Es un día de esos maravillosos", dijo Perla, "donde ocurren cosas maravillosas - como encontrarme contigo." "¡Como encontrarme yo contigo!" replicó el hueso. Y comenzó a silbar una melodía para caminar que hacía la marcha muy agradable".
"Me encanta todo," se oyó decir a sí misma. "A mi también," respondió una voz.
Perla se enderezó y miró a su alrededor. No había nadie.
"¿Dónde estás?"preguntó.
A Steig se le da también maravillosamente bien retratar y provocar emociones en sus lectores. Mirad abajo y sentid con Perla su miedo, su orgullo y su desesperación.
"No, no te doy el bolso," dijo, sorprendida por su osadía.

"Un tallo decoraba su solapa, llevaba un bastón y sonreía para
que el mundo entero pudiera ver sus afilados dientes blancos." 

"Empujando a Perla para que avanzase, el zorro se dirigió a su guarida." 

"Mi vida no ha hecho más que empezar", susurró Perla [...]. 'No quiero que acabe".
"Lo sé," dijo el hueso. 

"Siento tener que hacerte esto", dijo el zorro. "No es nada personal". 
Material pesadillesco donde lo haya, sí. Pero ahora mirad abajo y sentid la alegría explosiva de la reunión con los seres queridos. "¿Dónde demonios has estado?", preguntan los padres de Perla. "Estábamos que nos moríamos de preocupación". Y luego la absoluta felicidad de dormir a salvo en la calidez de su propia casa con la preciosa compañía de su amigo el hueso.
"Tan pronto como se abrió la puerta, estaba
en los brazos de su madre, y justo después, en los de su padre."  
"A veces el hueso dormía a Perla con una canción
o imitando una suave música de arpa". 
Lectura en voz alta
Todos los libros de Steig son magníficos para leer en voz alta. La mayoría de sus textos son bastante más largos que la media de álbumes ilustrados que se producen en la actualidad, pero no son demasiados largos para leerlos de una sentada, incluso desde edades bastante tempranas.

En El hueso prodigioso, el turbulento paseo emocional por el que se lleva al lector/oyente garantiza que éste tenga el oído atento y la vista alerta por lo que pueda venir. Sentimos la alegría despreocupada de la primavera, luego el asombro ante el hueso mágico, el miedo a recibir un disparo y la euforia por haber escapado a la muerte, el miedo a que te coman, y el alivio final por escapar a la muerte por segunda vez en un día, seguido finalmente del consuelo de llegar a casa y a unos padres muy preocupados y acurrucarse a dormir con el nuevo amigo, el hueso.

Aparte del vocabulario, del que ya hemos hablado arriba, con todas esas palabras interesantes que sirven para captar la atención de los pequeños oyentes y también para procurarles unas risas, Steig también intercala preguntas interesantes y comentarios explícitos que tienden a no pasar desapercibidos cuando se leen sus libros en voz alta. Da a los niños cosas en las que pensar, todo el tiempo. Puede que piensen en ellas en ese momento o puede que se queden flotando por su mente para detenerse en ellas más tarde. Algunos ejemplos de El hueso prodigioso:

"Observó a los mayores por el pueblo dedicándose a labores de mayores, labores que algún día ella quizás haría"

"¿Cómo es que estornudas?", pregunta Perla, extrañada de que un hueso estornude. "No lo sé", responde el hueso. "No fui yo quien hizo el mundo".

Más tarde, el hueso le dice al zorro: "Tiene que dejar que esta hermosa y joven criatura siga viviendo. ¡No tiene vergüenza, señor! El zorro se rió. "¿Y por qué habría de avergonzarme? Yo no puedo evitar ser como soy. No fui yo quien hizo el mundo."

Mi hijo (4.5 años) se divierte señalando esta frase y comentando que el zorro dice la misma frase que el hueso había dicho antes y preguntándose por qué.

En la guarida del zorro, el hueso le susurra a Perla: "Sé cómo te sientes". "Mi vida no ha hecho más que empezar", susurró Perla [...]. "No quiero que acabe". 

Otra cosa que tiene leer en voz alta El hueso prodigioso son las maravillosas palabras del hechizo que pronuncia el hueso para librarse del zorro: (en inglés) Yibbam! Yibbam sibbible! Jibrakken sibbible digray! Alabam chinook beboppit gebozzle! Y nuestra favorita: Scrabboonit!

Leer libros de Steig en voz alta garantiza risas, preocupación, maravillamiento ante la magia y lo sobrenatural y ausencia absoluta de menosprecio a la inteligencia infantil. ¡Y vaya que si lo aprecian!

Otras cosas que nos gustan de El hueso peligroso y de Steig en general
En primer lugar, ¡nos encanta la idea de que un hueso pueda tener personalidad! Y además una personalidad claramente definida y cautivadora.

El primer libro de Steig que tuvimos fue Pedro es una pizza (un cuentecito maravilloso sobre un niño pizza y un padre pizzero que muestran cómo el juego puede ser una forma muy efectiva de salir del mal humor). Mi hijo tendría unos dos años cuando leímos Pedro es una pizza por primera vez y le cautivó desde el inicio. Luego llegó Shrek! que también le encantó, seguido de Silvestre y la piedrecita mágica que fue un rotundísimo éxito tanto con él como con nosotros. Este cuento de un burro que encuentra una piedrecita mágica, desea por equivocación convertirse en roca y se convierte efectivamente en una roca, fue el inicio de nuestra adicción a una serie de libros de Steig acerca de cosas que se convierten en otras y se ven atrapadas de tal modo que su identidad original pierde sentido y los propietarios de esa identidad original pierden la esperanza (ver Solomon and the Rusty NailCaleb and Katie). El hueso prodigioso es también 'uno de esos', aunque no haya transformación como tal en el libro. Me gusta que mi hijo sea capaz de identificarlo como 'uno de esos', como Gorky Rises, el cuento sobre una rana que prepara un líquido mágico que le hace volar y acaba con una roca conocida como Elephant Rock convirtiéndose en un elefante de verdad. Cuando leemos El hueso prodigioso,mi hijo muchas veces pregunta qué pensamos que el hueso era antes. Me encanta que reconozca y que haya desarrollado una "lógica Steig" en su cabeza.

Muchos de estos libros tienen muchas otras cosas en común. William Steig hace que sus personajes pasen verdaderas pesadillas, dolor y angustia, pero con frecuencia les recompensa con reuniones finales explosivamente felices. Aquí hay algunos de estos finales felices: 

Silvestre y la piedrecita mágica 

Silvestre y la piedrecita mágica, la familia al completo
acurrucada en el sofá tras pasar una experiencia algo dura.   

Solomon and the Rusty Nail

Irene la valiente

Caleb and Kate. ¡Qué gusto descubrir que el perro que acogiste
cuando tu marido desapareció en realidad era tu marido !

Caleb and Kate

Spinky ya no está enfadado, en Spinky Sulks
Spinky sentando sobre la rodilla de su padre.
En Spinky Sulks

Un tema recurrente relacionado con el anterior en muchos de los libros de Steig es la separación (bien debido a una imposibilidad física -como en el caso de Silvestre o el de Solomon en sus respectivas formas de roca y clavo - o como parte de una aventura de crecimiento -Zeke PippinGorky Rises o el propio El hueso prodigioso-. Me encanta el modo en que lo que en la mayoría de autores se reduciría a retratar el miedo por no estar con los padres, en Steig se convierte en algo con muchas más capas, donde el miedo se alterna con una fantasía de pensar que todo el mundo está desesperado, buscándote. Es un poco como el deseo de saber cómo reaccionaría todo el mundo si murieses, y tener la oportunidad de verlo. Reafirmar el amor que tus seres queridos sienten por ti.

En Spinky Sulks, "La familia de Spinky estaba preocupada. No aguantaban verlo tan desgraciado".

En Gorky Rises, se nos dice que "Los padres de Gorky habían estado toda la noche fuera buscando a su hijo. Habían llegado a un punto de preocupación tal, que estaban pensando en poner fin a sus vidas para acabar con su terrible tristeza."

En Caleb and Kate, "Kate echaba muchísimo de menos a su marido; no lograba entender por qué la había abandonado. ¡Y cómo deseaba Caleb poder hablar y explicárselo! Se echaba a sus pies, royendo un hueso, mientras ella cosía. A veces una lágrima le colgaba de las pestañas, o se ponía a mirar por la ventana y suspiraba, y Caleb le ponía las patas en la falda y le lamía su rostro triste."

En Solomon the Rusty Nail, Solomon piensa "Cómo deben de estar sufriendo sus pobres padres, sin saber qué era de él. ¡Qué tristes debían de estar sin su querido hijo!"

En Zeke Pippin, el cerdo protagonista tiene un sueño. "Estaban su pobre madre y padre, y su pobre hermano y hermana, todos llorando desconsoladamente, derramando lágrimas sobre su ropa y sobre la alfombra, preguntándose cómo iban a poder seguir viviendo sin su queridísimo Ezequiel. "Si no veo a mi angelito pronto", lloraba su madre, "¡me pegaré un tiro!".

En lectores infantiles, creo que muchas de las historias de Steig tienen un efecto equivalente a la fantasía adulta de ir a nuestro propio entierro y de comprobar y reconfortarse con el hecho de que todo el mundo te echa muchísimo de menos. Dar a los niños una idea de cuánto se les echaría de menos si desaparecieran es una fantasía reconfortante. "Nos moríamos de preocupación", dicen los padres de Perla. "¿De verdad? ¿De verdad estabais tan, tan preocupados?", casi oímos pensar a Perla.

¡Hay que leer a Steig!

(c) de todas las ilustraciones de este post, William Steig, 1976.
(c) del texto, Ellen Duthie. Cópialo o reprodúcelo, pero sé buena gente y cita la fuente (autora y blog).

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