jueves, 24 de noviembre de 2016

El libro que hace clap: ¡cierra ese libro!


El libro que hace clap
Madalena Matoso.
Edición original: Livro Clap. Planeta Tangerina, 2014.
Edición española: Fulgencio Pimentel, 2016.

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto descubriendo una nueva lectura para compartir en voz alta. 

La experiencia es lo más parecido a tocar un acordeón que yo vaya a experimentar jamás (cuando lo leo a un grupo lo sostengo, cara afuera, con las dos manos a la altura del tórax) y da gusto ver cómo, 
al leérselo, los rostros de bebés y mayores se iluminan, sonríen, se sorprenden y ríen.
Las guardas sugieren ya un acordeón de papel. Las páginas de crédito nos muestran combinaciones infinitas de figuras geométricas que en un principio podrían ser una persona haciendo ejercicio, o muebles extraños o simplemente ensayos de letras. De repente, en el centro detectamos PALC en una página y CLAP en la otra y el cuerpo nos pide cerrar el libro para hacerlos coincidir. Ya. PALC y CLAP se han unido en un CLAP de doble capa de papel. No lo vemos porque el libro está cerrado, pero lo sabemos y da gusto saberlo y sentirse parte de la configuración de ese CLAP. 


Pero en esto es probable que no nos fijemos hasta que hayamos leído todo el libro y volvamos a empezar, fijándonos en todos los detalles. 

La pauta en realidad se establece en la primera página propiamente dicha. Se nos presenta este señor bigotudo con un címbalo en cada mano, a punto de señalar el comienzo del espectáculo. Una onomatopeya en letra grande y clara nos invita a hacerlos sonar: ¡Plas! ¡Plas!




Esta primera doble página, además de inaugurar el espectáculo, enmarca el resto del libro. Nos anuncia que éste es un libro que va a requerir de nuestra colaboración física y nos encanta la propuesta. ¿Qué vendrá a continuación?  

En las páginas siguientes se va consolidando la pauta. Ayudamos, abriendo y cerrando el libro, a dos enamorados a darse un beso, a dos chicos a chocar esos cinco, a un señor llamar a una puerta (Toc, Toc, Toc) y a la familia que hay al otro lado de la puerta a ver por la mirilla para ver quien es.  Ayudamos a una señora a ruborizarse, llevándose la mano a la boca (Oh). Hasta que justo en el centro, se nos premia con la imagen misma de lo que hemos estado haciendo desde el principio. Ñañaa, ñañaaa, ñañaaaaa. 

Y aunque ya llevamos tiempo metidos en el espíritu del asunto, y ya entendemos perfectamente el mecanismo que nos exige El libro que hace clap: abrir y cerrar, abrir y cerrar e ir descubriendo todas las variaciones y sorpresas que nos puede deparar este sencillo movimiento mecánico con la ayuda de lo que la autora ha decidido poner a nuestra disposición en cada página, este momento acordeónico sirve de confirmación de la complicidad gustosísima y juguetona que se establece entre la autora y el lector.     

A partir de este momento, el acordeón cobra alas -pequeñitas (con el flap flap flap de una mariposa) y luego grandes (con el FLAP FLAP FLAP de un gran pájaro)- hace ruidos delicados (como el del triángulo -¡ting!) y ruidos descarados (como el del tambor -¡bong! ¡bong! ¡bong!-). 

Otras veces cobra resistencia cómica, al tener que ayudar a un chico a hacer unas abdominales abriendo y cerrando el libro (Uf, uf, uf, uf), e incluso llega a cobrar peso cómico también, mientras ayudamos a un culturista a acercarse la pesa (-FFF, FFF, FFF, FFF-). 










 ¿Y qué ruido hará ese sándwich en la sandwichera al cerrarse? Pongamos el oído. 

Para acabar, como no podía ser de otra manera todos aplauden, con nuestra ayuda, abriendo y cerrando el libro sin parar mientras gritamos: ¡CLAP! ¡CLAP! ¡CLAP! ¡CLAP! ¡CLAP!



Qué nos gusta de El libro que hace clap

En Lo leemos así nos encantan los libros que llamamos "de acción". El libro que hace clap es un libro de acción en toda regla. Tiene algo de Un libro, de Hervé Tullet, en el sentido de que te exige una implicación física y te sugiere que esa implicación física tiene una consecuencia en la ficción del libro. Tú haces que dos personas se besen, tú haces que aplaudan, tú ayudas al chico a hacer sus abdominales. Te exige jugar al juego de la ficción. Sabes que es "mentira", pero estás absolutamente entregado a jugar a que es verdad, una y otra vez. Sin la acción del lector, no se materializa la ficción propuesta por la autora. ¡Sin ti el libro no es nada!

Nos encanta que en este caso, además, la acción provocada por el lector transcurra a escondidas, cuando el libro está cerrado. No podemos verlo, pero sabemos lo que está pasando y da mucho gusto saberlo y sentirse en parte artífices de todo lo que está pasando.  

También nos gusta el sentido del ritmo que tiene. Las ideas sencillas son relativamente sencillas de alumbrar. Pero ejecutarlas con sentido, con estructura y con chispa es otra cosa. Muchos libros de este tipo son poco más que una lista de acciones posibles a ejecutar por el lector, ideadas por el autor. Si la acción es graciosa el libro resultante puede resultar incluso resultón. Pero en este caso, Madelena Matoso no se conforma con una lista. Enmarca la acción y establece el patrón, poco a poco, con un ritmo controlado mientras va mostrando todas las posibilidades de la mecánica propuesta, hasta el clímax central del acordeón, a partir del cual ella y el lector se permiten jugar con el volumen de la voz, con algún ruido inmiscuido entre la acción principal, de nuevo con el humor, hasta llegar al apoteósico aplauso final.

Es un libro fantástico de leer en voz alta por muchos motivos. Es un libro lleno de movimiento, lleno de sonido, con mucho que mirar y mucho que imaginar, que exige acción por parte del lector, lleno de juego, de humor y de ingenio.

Nos encanta también porque mueve a la acción de otra manera. Mi hijo tiene 7 años y lo primero que pensó cuando lo acabamos fue en lo divertido que sería hacer el suyo propio. Es un libro que enseña a mirar, a leer y a imaginar, pero que también puede animar a crear.

Un libro para todas las edades, desde bebés hasta adultos, que recomendamos con una onomotapeya por todo lo alto: ¡Oééé´Oé Oé Oéééé, Oééééééé Oééééééé!

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